Mi padre, era un hombre ciego. Nació en una familia de campo de un pueblo del centro de la isla llamado Valleseco. Conoció a mi madre en la Universidad donde ambos estudiaban. Gracias a la perseverancia de mi padre y a la ayuda de mi madre, pudo licenciarse en Filosofía y ser profesor en un instituto de secundaria hasta su jubilación. Por su ceguera y su necesidad de independencia, siempre hemos convivido con perros guías. El primero fue Príncipe, un perro lleno de fuerza y nobleza, luego Candy, todo amor y cariño. Después Grechen, una perra que era pura vitalidad e irreverencia, con ningún perro mi padre se dio tantos golpes. Por último, Lito, un perro suave, lleno de paz y serenidad que acompañó a mi padre gran parte del final de su vida. Mi padre fallece en agosto de 2020.